Las 7 mejores mentiras de los padres a sus hijos. (Parte II de Mentiras y verdades)

Los padres, amigos, no dejan de insistirnos a los hijos en lo necesario que es decir la verdad para construir una sociedad llena de bondad. Pero ya hemos visto aquí (la primera parte de Mentiras y Verdades) que todo el mundo miente.

Mi madre dice que son mentiras piadosas:

. Oh, qué guapa estás! – a alguna amiga, para hacerla feliz

. Anda, te encuentro más delgado! – a un primo, hermano o familiar, para se sienta mejor

. Lo siento, estaba con otro tema urgente – a un jefe exigente, para evitar una bronca

. Pues no está, y yo sólo soy la asistente – a esa llamada telefónica publicitaria pidiendo por el titular.

Pero lo peor de la mentira, son las que los hijos tenemos que escuchar a diario en boca de nuestros padres. He aquí las 7 mejores mentiras que yo “sufro”como hijo:

1. Cómete todas las verduras, Hugo, que te harán muy fuerte Lejos de haber vivido la época de Popeye mi madre me ha hecho visualizar algunos capítulos de este Hulk de las espinacas. Pero reconozcámoslo, es absurdo que te haga fuerte la verdura cuando ¿habeis visto algún pimiento rojo rompiendo un bloque de cemento? o ¿algún guisante levantado pesas? No ¿verdad? Además creo que ni siquiera tienen el suficiente poder como para saber tan bien como el chocolate. Y es que yo no soy médico pero cuando tomo un dónut me siento más fuerte que cuando como coliflor ¿y vosotros?

2. No puedes tomar refrescos Hugo, porque no alimentan y además pican Hasta que cumplí los 6 años mi madre me contaba esta frase sin descanso. Yo asocié el picor a un escozor de guindilla y pimienta, pero un buen día llegó mi hora y en un cumpleaños probé la Coca-Cola ¡vaya si picaba! Pero de gusto!. La lengua chisporrotea, te sube un cosquilleo por la nariz que se evapora por los ojos en forma de brillantes lágrimas, para acabar sonriendo de felicidad. Viva el picor de los refrescos!. Y yo perdiéndome todo este burbujeante episodio durante este tiempo.

3. ¿Comer yo? No estoy comiendo nada Vamos a ver, padres de la blogoesfera, soy pequeño pero no soy tonto. Si te huele el aliento a chocolate es que has comido chocolate. No digamos si son gominolas o incluso Fritos. ¿Por qué esconder esos alimentos “prohibidos” en casa y proteger  los exquisitos paladares de los niños? ¿Por egoísmo? ¿No recuerdan, amigos, la lección de compartir en el capítulo de "La Paga" (aquí)? Mal vamos.

4. En ese armario alto no hay nada más que sábanas, Hugo ¡Venga ya! De ser así no tendrás inconveniente en ponerme una escalera y dejarme ver lo que con tanto ímpetu escondes cada vez que entro en la habitación. No me lo creo, hasta que lo vea con mis propios ojos. Qué son? Globos? Gominolas? Tal vez, regalos?

5. Bueno, ya veremos, Hugo Esta es la típica frase que mi padre utiliza cuando quiere decir “No”, pero pretende evitar oleadas de ¿porqué? y el consiguiente enfado. Papis, no tengáis vergüenza de las consecuencias de un NO. Hay que llamar a las cosas por su nombre, y eso sí, enfrentarse a la verdad con valentía.
   

6. No te lo repito, Hugo Vamos mami, ¿quién se cree eso a estas alturas de la vida? Eres capaz de repetirme hasta diez veces las cosas: “vete a acostar Hugo” , “lávate los dientes”, “recoge tu habitación” … suenas a canciocilla.
   

7. ¡A que paro el coche ahora mismo? Pónganse en situación amigos, caos en el asiento trasero del coche. Seis niños desplazándonos por una carretera secundaria. Todos cantando, alborotando y saltando emocionados y llenos de adrenalina. Chillidos, collejas voladoras entre los ocupantes, algún zapato perdido .. Y de repente tu madre, cansada ya de advertir que bajemos el volumen, suelta al aire : ¡A que paro el coche aquí mismo?. Y de repente el silencio, una risa entrecortada que invita a lanzar nuevas carcajadas, lágrimas en los ojos de todos, hasta incluso alguna mucosidad que sale de una nariz para alegría de los ocupantes.  Imposible. Una madre no para el coche. Leerle la cartilla a seis niños es tarea imposible. A no ser que esté la guardia civil de tráfico.

  Y vosotros, ¿teneis alguna preferida que usais con vuestros hijos? O incluso ¿habeis sufrido de alguna por vuestros padres?