El teléfono se ha muerto niños

Amigos, el teléfono fijo de casa se ha muerto. Sí, sí, como lo oyen, porque nosotros somos de los que tienen teléfono en casa, aún antes de contratar ADSL, que ya es decir:
- Una casa sin teléfono es como una ventana sin cortinas – que dice mi madre

Tenemos un teléfono inalámbrico, de supergeneración, memoria, llamadas perdidas, buzón de voz, agenda, luz parpadeante y que sólo le falta cocinar y que nos pida un sueldo. Pero ha dejado de funcionar.

Qué disgusto se ha llevado mi madre!
- Hugo las cosas ya no son como antes. Te comprabas un electrodoméstico y era para toda la vida. Mira la abuela, tiene una lavadora con los mismos años que yo
- Del pleistoceno mama?

Ahora sin teléfono estamos tristes, mustios y como si nos hubieran quitado un miembro. Ya no llama la señora de telefónica con ofertas, ni de santa lucía con el seguro de decesos, vamos que se nos acabó la alegría de la huerta.

En la familia de mi madre, cuenta mi abuela, siempre hubo un teléfono de rueda –tan viejo como el que la inventó- y que además era de color rojo –como si fuera del servicio secreto, nada menos- . Con ese teléfono tenías varios inconvenientes:
1. No podías moverte mientras hablabas porque no era móvil ni tenía el cable largo -como en las películas americanas que empiezas hablando en la cocina y acabas en el supermercado sin dejar la conversación-.
2. Si tu interlocutor comunicaba ya podías pasear santos porque había que volver a marcar girando de uno en uno los números
3. No te avisaba de nueva llamada
4. No tenía registro de llamadas en pantalla
5. Ni tampoco buzón de voz. Que dice mi abuela que los contestadores son la versión sofisticada del “Por favor, no molesten”.

Eran tiempos de hablar poco, porque hablar con tu tía que vivía a treinta kilómetros era conferencia. Eran tiempos en que todos corrían a descolgarlo porque era una novedad, y si te llamaban después de las diez, no eran buenas noticias.

Ahora llegas a casa a las siete de la tarde, por fin. Basta de deberes, de colegio, de extraescolares, de reuniones y guitarras. Todo va bien, te duchas, te pones cómodo y en esa calma total … Riiiiiiinnngggggg. ¡Dios! ¿Quién será? No lo cojo, dice mi madre. Pero sigue sonando … riiiiiiinnng, riiiiiing. Entonces surge lo que aún nos queda de conciencia a esas horas … ¿Y si es la abuela, mami? Qué remedio, mi madre descuelga el teléfono y entona un desganado diiiiiiiiga de las ocho de la tarde.

Y entonces … al otro lado del teléfono, a miles de kilómetros de distancia, es decir, fresca como una rosa porque es por la mañana mientras que para nosotros son … LAS OCHO DE LA NOCHE DE INVIERNO… una sensual voz se dispone a romper tu momento con un … ¿es usted ….? … y ¡zas! ya has caído en la trampa de las ofertas de telemárketing, que son como las hienas siempre sonríen antes de morder, dice mi madre.

Y volviendo al difunto del teléfono, les cuento que mi madre ha telefoneado al técnico desde el móvil, para dar cuenta de la avería y solucionarlo. En cuanto ha dicho la primera palabra …
- Gracias por su llamada. Si quiere hablar con un comercial, marque 1; si quiere hablar con un administrativo, marque 2; si quiere hablar con un técnico marque 3
- Si desea ser atendido en español, pulse 1; si desea ser atendido en inglés, pulse 2; si desea ser atendido en gallego, eukera o catalán pulse 3
- Gracias por su llamada, manténgase a la espera.
- Gracias por su espera … en breves momentos uno de nuestros operadores atenderá su llamada
- Gracias por su llamada, manténgase a la espera …
- Cago’n-to. Mejor será esperar a tu padre.

Queridos amigos, al teléfono finalmente no le pasaba nada. Se le habían acabado las baterías. Descargado, envejecido y muerto. Pero el teléfono ha revivido, resucitado y ya está listo para darnos nuevos sustos. Pero por si acaso, voy a enchufar el contestador para que no me molesten mientras se lo cuento.