5 consejos para aprobar como madre

Ser madre no es un título.

Y no pongas esa cara. Ya sé que queda fenomenal en tu currículum poner que eres madre, trabajadora y bla, bla, bla ... aunque nunca te has planteado incluir que eres hija y por la misma regla de tres deberías hacerlo ¿no te da qué pensar? Pues sí, que ser descendiente está infravalorado.

Si la maternidad fuera un título, la mía este año ha aprobado con un suficiente muy justito.

Las buenas notas se obtienen con rendimiento, esfuerzo, buen comportamiento y, algo que nadie te advierte, haciendo los deberes tooooodos los días.

Ya sé que la primera vez que haces algo -me refiero a esto de ser madre/padre/hijo- es fácil equivocarse a pesar de ponerle voluntad, pero hay que mostrar más interés, vale?

Para aprobar y subir nota es imprescindible que tomes nota de estos 5 consejos: 

1. No me adores como hij@.
Ya sé que soy tu mejor creación, que hago cosas espectaculares, que soy el centro de tu vida ... pero quiéreme sin idolatrarme. Porque sino, creceré pensando que soy tan especial que, en cuanto salga a la calle individualmente, el mundo será verdaderamente cruel conmigo.

2. No creas que soy perfect@. 
Es difícil de admitir, pero es verdad, no lo soy. Acepta que mis profesores o mi entrenador diga cosas negativas sobre mí, aunque cueste. Mi autoestima se reforzará al corregir y superar esa preocupación, problema o dificultad.

3. No vivas a través de mis éxitos.
Es difícil que no te sientas orgullosa por lo bien que hago ciertas cosas o cómo me comporto. Lo sé. Pero debes tener claro donde acabo yo y dónde empiezas tú. No debes implicarte cien por cien en mi vida porque, de hacerlo, confundirás mi felicidad, mi fracaso, mi enfado, mi decepción y mi éxito con los tuyos. Deja que me enfade, que me equivoque, que lo arregle, lo subsane, aprenda y crezca. 

4. No olvides que soy un niño y debo disfrutar de la infancia.
Tengo un gran potencial como futuro adulto, pero no me presiones, permíteme que disfrute de las cosquillas, de saltar un charco, de escribir sobre el cristal empañado, de reir con la boca llena ... No me robes la etapa de la inocencia que pronto desaparecerá.

5. No juzgues mis acciones sólo con palabras.  
Puedo entender lo que me explicas, pero si lo veo en tí puedo aprenderlo. Muéstrame con tus actos y con tu actitud lo que tanto predicas con las palabras. Sé esa persona en la que quieres que me convierta.