Responsabilidad infantil vs agendas de madre

¿Observas tu agenda de madre y sólo ves anotaciones relacionadas con tu hijo? ¿Te preguntas qué está pasando? ¿Dónde está tu vida social? ¿Y tus inquietudes? Miras a tu hijo a los ojos y él te sonríe mientras felizmente te enseña una invitación a un cumpleaños. Te suena?

- Mami, no veo bien
- Vale, iremos al oftalmólogo. Lo anoto en la agenda

- Mami, fulanito me ha invitado a un cumpleaños
- Vale, le compraremos un regalo y asistirás a su cumpleaños. Lo anoto en la agenda

- Mami, necesito una libreta para el colegio
- Vale, mañana la compramos camino al oftalmólogo.


 
La agenda de una madre es una alegría para un hijo. No hay mejor muestra de amor que ocupar la mayor parte de sus anotaciones diarias. En la de mi madre hay dos apartados:
* La jornada ocupada con su trabajo 
* Y la otra llenándola de alegres tardes conmigo: "llevar a Hugo a", "recoger a Hugo de", "hacer con Hugo", "comprar para el cole de Hugo", "Revisión de Hugo de", "Cumple del amigo de Hugo en", "tutoría con la profe de Hugo en" ...

¿Qué hay más alegre para una madre que ocuparse de su pequeño sin límites?

Esta tarea adulta de "planificar-anotar en el calendario" no viene en mi memoria RAM infantil. NO. Los niños traemos la espontaneidad, la creatividad, la ingenuidad ... y cuando tenemos que hacer algo lo hacemos ya, inmediatamente, para pasar a otra cosa que nos apetezca enseguida.

Pero desde la escuela y la familia se empeñan en enseñarme lo útil que resulta disponer de una agenda infantil. Ja! Cómo si hubiera algo más importante que el "Carpe diem!". 

Así, en mi nueva tarea de adulto, estoy llevando una agenda, con anotaciones tristemente planificadas:
* Horarios escolares, para saber qué libretas y libros tengo que llevar al colegio e incluso acertar con el uniforme de gimnasia en el día adecuado.
* Listado de deberes, para que ocupe mi tiempo de ocio en cosas más importantes que juga.
* Actividades extraescolares ... 

Y buena se ha liado! Porque ya estoy imaginando cuál será el siguiente paso en casa. Un salto al vacío rompiendo ese cordón umbilical que me seguía uniendo a mi madre, en su agenda. Poco a poco va a pedirme que salga yo a comprar esa libreta para el colegio o ese regalo para mi amigo cumpleañero, que repase mis tareas, que no olvide nada antes de salir al colegio ... 

No hay vuelta atrás. Quiere convertirme en un adolescente maduro, independiente y responsable. Pero ¿y si no me apetece? Lamentablemente, a mí nadie me ha preguntado si quiero crecer.
Simplemente, en la puerta de casa, ha aparecido este sospechoso mensaje materno:

Consejo para padres: Disfruta ahora de la agenda de tus hijos, porque llegará el momento en que todo "esto" también lo eches de menos. Apostamos?